jueves, 29 de junio de 2017

Dolor crónico: el tratamiento eficaz





Definición de dolor crónico: “aquel dolor que, con una duración superior a seis meses, se mantiene, a pesar de que la causa que lo produjo haya desaparecido, o aun cuando ya no cumple su función biológico-defensiva.”

Puede aparecer como una patología en si misma o como un síntoma de otra, pero que puede ser más importante incluso que esta.

Actualmente, en medicina veterinaria, los estudios sobre el control del dolor están tomando más fuerza que nunca dejando claro, entre otras cosas, que se deben instaurar tratamientos multimodales y que abarquen diferentes áreas del animal y de su alrededor para conseguir minimizar los efectos negativos de este. 

Muchas veces la sensación de dolor en el animal va asociado a padecer también “sufrimiento”, por lo que su calidad de vida se ve mermada considerablemente, mucho más de lo que nos pensamos.

El dolor crónico es estresante, genera en el organismo del animal los mismos cambios fisiológicos que produce el estrés crónico:

  • El sueño se ve reducido notablemente en cantidad y calidad. No existe un descanso reparador y esto se mantiene en el tiempo con los consiguientes efectos nocivos que se producen en el organismo.

  • Se producen alteraciones posturales, lo que origina tensiones musculares que provocan todavía más dolor en el animal.

  • El estado anímico se ve alterado y el de otros muchos mecanismos (como gastrointestinales, urinarios o cardiorespiratorios) lo que lleva a conducir a más dolor crónico y mayor sufrimiento.

  • Produce hipervigilancia y sensibilidad a ruidos y luces.

En muchos casos se produce lo que se denomina Sensibilización Central. Este proceso afecta al sistema nervioso central que provoca un descenso del umbral del dolor. Aparece una respuesta dolorosa exagerada en intensidad y duración (hiperalgesia) y una percepción alterada  de estímulos normalmente no dolorosos (alodinia).

Además el dolor produce un deterioro importante en cuanto a la salud emocional se refiere produciendo alteraciones en su comportamiento: miedo, inseguridad, irascibilidad, agresividad, apatía, tristeza, hiperactividad, etc.

Todos estos procesos causan un deterioro importante en la salud física y psicológica de los animales, por lo que para instaurar un tratamiento eficaz y adecuado a cada paciente se deben valorar los cuatro componentes principales del dolor:

  • Componente sensorial: es la sensación de dolor que experimenta el animal, por ejemplo una ruptura de ligamento cruzado.

  • Componente emocional: es el sufrimiento que causa el dolor. Por ejemplo, tristeza y apatía por no poder moverse y estar metido en un transportín la mayor parte del día debido a la ruptura del ligamento cruzado. 

  • Componente motor: son los movimientos que el animal hace para limitar su dolor. Siguiendo con el mismo ejemplo de los dos puntos anteriores, levantar la extremidad en la que tiene la ruptura de ligamento cruzado.

  • Componente cognitivo: es la forma en la que el animal “piensa” en el dolor. Este componente es muy difícil de valorar de forma objetiva en animales, por lo que  se cree  que haciendo un enriquecimiento ambiental adecuado nos ayudara a reducir o cambiar este componente cognitivo. 


Separar estas cuatro áreas nos ayudará a valorar que componente está más afectado o en cual hay que hacer más hincapié en nuestro plan de tratamiento. 

No en todas las patologías y enfermedades prevalece el mismo componente. Podemos tener patologías en las que el componente sensorial es la prioridad en el tratamiento como por ejemplo un tumor óseo, y que una vez cubierto este se influya directamente en el componente emocional (se encuentra más feliz y mejor porque el dolor está más controlado) por lo que después podremos comenzar con juegos de estimulación mental, actividades conjuntas, etc, para seguir tratando el área emocional. 

Otro ejemplo diferente sería un perro que padezca osteoartritis moderada en caderas en las que hemos restringido sus recursos  y ciertas actividades por la enfermedad y no por dolor: le tenemos a dieta por sobrepeso y no puede jugar con su pelota para no realizar movimientos bruscos y hacerse daño. 
En este caso  el animal puede estar sufriendo más por la ansiedad por la comida y la frustración por no poder jugar a la pelota. Aunque el componente sensorial no es el principal área a tratar, sintiéndose así tiene mas predisposición a percibir más dolor ya que tiene menos distracciones en la cabeza para quitarse el dolor. 
En este caso deberíamos tener en cuenta que la prioridad son los componentes emocionales y cognitivos por lo que podríamos o bien repartir su comida en más tomas diarias o introducir su ración en juguetes interactivos para reducir su ansiedad por la comida y comenzar con juegos de olfato para reducir su estrés y su carga de actividad de una manera tranquila y relajada. 
Haciendo un buen diagnostico y una buena evaluación nos centraríamos en el componente emocional y cognitivo para que el animal tuviera el mayor bienestar posible. 

Como podéis comprobar el tratamiento del dolor crónico es mucho más que dar una pastilla, de hecho hay muchas terapias que pueden ser utilizadas.

Para el componente sensorial y motor se pueden utilizar distintas técnicas para reducir dolor: acupuntura, rehabilitación y fisioterapia, terapia craneosacral, nutracéuticos y medicamentos específicos para cada tipo de dolor y paciente, etc. El veterinario responsable del caso será quién decida que método es adecuado para cada individuo concreto.

Para el componente emocional y cognitivo también disponemos de numerosos recursos: trabajos de olfato, estimulación mental, ejercicios activos de bajo impacto, técnicas de aprendizaje y resolución de problemas, enriquecimiento ambiental, masaje, etc. 

El objetivo del programa de tratamiento de dolor crónico debería ser amplio y completo para ofrecer una mayor calidad de vida en el día a día del animal a tratar. Cada individuo es un ser único y diferente.



“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible, y de repente estarás haciendo lo que es imposible”.







Bibliografía: Manual de rehabilitación y cuidados paliativos en pequeños animales.

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